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Historias cortas y no tan cortas sobre la menstruación

Historias cortas y no tan cortas sobre la menstruación

Por: Marianed Sd. (con ayuda de muchas otras)

Este mes decidimos  cambiar las reglas y comenzar por escuchar las historias de nuestras seguidoras y usuarias con el propósito de desterrar  los tabúes, darnos cuenta de que la menstruación es de lo más normal y no estamos solas. No somos las únicas a las que nos han pasado un sin fin de situaciones que pudieron ser vergonzosas, divertidas, un poco raras o hasta de miedo.

Voy a comenzar por contar algunas de mis experiencias a lo largo de la vida y después compartiré las historias que recibimos. Pero esto no termina aquí, queremos continuar con este diálogo de experiencias así que, si estas leyendo esto, te invito a que compartas con nosotras en los comentarios alguna historia que se te haya venido a la mente.

Yo crecí en una familia de mente muy abierta. Me enseñaron sobre educación sexual desde muy temprana edad, porque mi mamá está segura de que es algo muy natural y básico, que desde pequeña conozcas tu cuerpo y los cambios que vas a vivir a lo largo de la vida. 

Recuerdo que como cualquier niña, siempre seguía a mis papás a todos lados, hasta cuando iban al baño. Los recuerdos más viejos que tengo relacionados a la menstruación son justamente ver la toalla de mi mamá como lo más normal del mundo, ya que ella me explicaba por qué le estaba pasando eso y tenía que usar “pañal”.

En la secundaria comenzamos a platicar al respecto con mis amigas, al principio con algo de pena, después poco a poco lo fuimos normalizando y hasta teníamos nuestros códigos secretos para hablar de eso sin que los niños se dieran cuenta. La mamá de una de mis amigas era ginecóloga, así que ella siempre fue muy abierta sobre el tema al punto de sorprendernos: fue la primera que nos enseñó de la existencia de los tampones (por que claro, había muchas que en su casa les habían dicho que eso no lo debían de usar por que te quitaba la virginidad), también fue la primera en hablarnos  sobre los  anticonceptivos para cuidar tanto de su salud como de tener algún embarazo. Siempre admiré a esta amiga por tomar estos temas de forma tan casual y enseñarnos sin prejuicios (A la fecha, su mamá es mi ginecóloga de cabecera).

Y bueno, podría darme vuelo con historias personales, pero ahora compartiré  algunas de las historias que hemos recibido.

“Teníamos como unos 16 años, más o menos. Me fui a la playa con la familia de una amiga porque su hermano no quiso ir, así que me invitaron. Me bajó en medio de las vacaciones y andaba un poco preocupada por eso, pero mi amiga me dijo que no me preocupara, que me pusiera un tampón. Para ese entonces solo usaba toallas, no tenía mucha práctica usando tampones, pues lamentablemente en mi casa me habían enseñado que los tampones te quitaban la "virginidad" (ideas de mi mamá, que ya después me di cuenta eran bastante tontas porque además yo había empezado mi vida sexual desde los 15).En fin, entonces en es batalla con el tampón, entró la mamá de mi amiga y se enteró que no podía ponerme el tampón y se ofreció a ponermelo, obvio a mí  dio muchísima pena y le dije que no; Al final sí logré ponerlo y nos fuimos felices a la playa.”

“Tenía como unos doce, y a mí aún no le venía la regla, por lo tanto no sabía cómo llegaba ni nada. Estaba de vacaciones con mi familia, íbamos a la playa, pero antes hicimos una parada en la casa de los abuelos de mi prima. Todo muy bien al principio, muy divertido porque estábamos jugando a las escondidas por la casa con los primos de mi prima, cuando de repente me jaló al baño y medio asustada me dijo con ganas de llorar: Rosy, me hice popó. Yo recuerdo que le pregunté que si no se había dado cuenta de que tenía ganas de ir al baño o que si solo se había hecho y ya, a lo que solo me dijo que le dieron dolores y de repente ya estaba manchada, entonces me dice: ven te enseño; Y yo “no, no, no, no quiero ver tu popó”, Pero no le importó, se bajó los calzones y vi que eso no era popó, era sangre un poco obscura, supongo que por que las primeras veces se ve así debido a las hormonas. Y así es como nos dimos cuenta de que le había bajado por primera vez”

“Cuando yo tenía unos 13 años fui a la playa con mis papás y mi periodo no era muy regular aún, así que me bajó y me agarró de sorpresa, cuando le dije a mi mamá me dijo que me pusiera un tampón pero yo nunca había usado uno en la vida. Compramos una caja en la tiendita del hotel y tras varios intentos no me lo podía poner, al final mi mamá me ayudó, me dio mucha pena pero desde ese entonces ya no tuve ningún problema.”

“Hace unos años decidí comenzar a usar la copa menstrual, todo bien al ponérmela y estuve todo el día súper tranquila porque no tuve ni un solo derrame. Llegó el momento de quitártela y yo estaba súper segura de lo que tenía que hacer, Estaba en el baño y me la saqué después de estar minutos luchando contra ella, hasta ahí todo bien. Como no quería que se contaminara entonces la estaba agarrando con dos deditos en lo que me acomodaba y en una de esas sentí que se me iba a caer...y ¡zaz! que la aprieto y ¡splaaash! TODO mi baño bañado en sangre, yo, el wc, la pared, TOOOOODO.  Mi novio estaba afuera y solo me escuchó gritar, me preguntó si todo iba bien y yo salí como Carrie (la película) por un trapo para limpiar el baño.” 

“A mí me bajó un poco tarde en la vida, ya iba en la secundaria y a todas mis amigas ya les había pasado. Un día estábamos en el receso desayunando en una banca con otras amigas. Yo no sentí nada, hasta que me paré y una de ellas se dio cuenta de que tenía una mancha enorme de sangre en el pantalón y había dejado marca en la banca. Me asusté mucho pero mis amigas me ayudaron a limpiar discretamente y a taparme con una chamarra. El resto del día estuvieron pendientes de mí y hasta una se fue a comer a mi casa para ayudarme con mis dudas, ya que yo aún no sabía cómo contarle a mis papás”

“Mi mamá cuenta que cuando ella era pequeña no tenían productos sanitarios desechables como las toallas y los tampones. Tenían que hacer compresas de tela que lavaban cada vez que usaban y se reutilizaban. Al principio yo no entendía cómo podían vivir así, me parecía súper impráctico ya que la comodidad de desechar las toallas y tampones en donde sea me ha acompañado desde el inicio de mi periodo. Sin embargo, ahora me parece súper padre que estemos volviendo a eso, productos que nos ayudan a hacer conciencia del cuidado de nuestro planeta y  ayudar a salvarlo.”

"A mí me pasó una historia que fue algo aterradora para mi hija. Un día que teníamos visitas yo no podía salir con mi copa a llevarla a las plantas como siempre lo hacía, así que la dejé  en una reja arriba de la regadera (de teléfono para variar), mi hija entró a bañarse movió la manguera de la regadera y le cayó la copa en la cabeza. Comenzó a gritar "¡Sangre!, ¡Sangre!" y como había visitas yo no sabía que hacer para explicarle que era la sangre de mi luna que no se espantara"

"Yo tengo una historia que, aunque ahora me parece chistosa, en el momento me dio muchísima pena. Una vez que estaba de viaje andaba en un antro en Argentina, entré al baño y sentí que mi copa estaba mal puesta, entonces me la quité para cambiarla. Al momento de sacarla se me resbaló un poco, tuve que hacer malabares para que no se cayera al piso  y con esto se hizo un reguero. Al final ya salí, limpié mi copita, con un montón de papel limpié el piso del baño y finalmente salí ganadora con mi copita bien puesta."